Letzira Sevilla Bolaños
NOTIFUTGOL
Las quejas por el arbitraje no son nuevas, ni en nuestro país ni en el mundo entero donde se practica el fútbol. No obstante, en Nicaragua estamos llegando a niveles preocupantes, debido a que ya es una tradición que los árbitros “jueguen” mientras trabajan.
Sin temor a equivocarme me atrevería a decir que no hay un solo partido de esta primera etapa del Torneo Apertura 2011-2012 en la que los equipos y la afición hayan quedado satisfechos con los jueces.
Entre los más cuestionados y como para no perder la costumbre, se encuentra el señor René Guerrero, que como ya lo había mencionado en otra nota, cometió la desfachatez de expulsar a Erick “el huracán” Sierra por supuesta doble amarilla, pese a que sus asistentes le indicaron que estaba equivocado. No obstante, cuando ya Sierra estaba en los vestidores le fue a indicar que ingresara de nuevo al terreno… Cómo la ven?
Algo bastante ilógico se vio en esa misma jornada en el Solidaridad de Somoto. Ahí el central Julio Arbizú toleró de todo y le mostró tarjeta roja a Juan Carlos Narváez cuando el juego ya había terminado y este se encontraba en los vestidores.
Alguien hablaba de que Narváez cayó en lo que los estatutos arbitrales llaman “Conducta Violenta” y que la sanción está bien aplicada. No obstante, “Conducta Violenta” es definida como una acción ocurrida dentro o fuera del terreno de juego, estando el balón o no en juego. El jugador será culpable si emplea fuerza excesiva o brutalidad contra un rival, cabe destacar que puede sancionarse al jugador si su comportamiento se da aunque el balón no esté en disputa entre él y el objeto de su agresión.
El asunto es que esto está al alcance del árbitro mientras dura el juego, cuando sus funciones ya concluyeron él no puede expulsar al jugador, se limita a elaborar el informe y será la Federación la que tomará las medidas correspondientes. Un ejemplo de ello fueron los incidentes violentos de la Final del Clausura el 12 de diciembre de 2010.
René Guerreo, de actuar muy turbio durante el juego, no le mostró tarjetas a los futbolistas que se vieron involucrados en las trifulcas, sino que fue la FENIFUT la que los sancionó, por tanto, en el caso de Somoto debió suceder lo mismo.
Bueno, pero en realidad lo que me motivó a escribir en esta ocasión tiene nombre y apellido: Jorge Ojeda. Este joven fue el árbitro central en el duelo disputado en el Instituto Nicaragüense de Deportes, entre Diriangén FC y Juventus FC.
Me parece excelente que se le dé oportunidad a jóvenes debido a que hay que buscar el relevo generacional, más aún cuando se cuenta con colegiados bastante erráticos. Sin embargo, si por la víspera se saca el día, que se agarren los equipos, pues si la nueva generación será como Ojeda, la debacle está más que anunciada.
A este muchacho le quedó grande todo. Fue un partido muy desordenado en el que no supo mostrar su autoridad, tomó decisiones bastante erráticas, tarjeteó a veces sin asidero y en realidad terminó afectando a ambos conjuntos.
Hubo un penalti de dudosa procedencia, vimos jugadas extremas que las dejó pasar por alto, como el caso de un golpe en el rostro del argentino Jonathan Briggati, por citar un ejemplo.
No sé cuáles son los criterios que usa la Federación Nicaragüense de Futbol para subir a un árbitro a la Primera División, sin embargo parece que no son los idóneos, porque a la legua se notó que este muchacho no estaba ciento por ciento preparado para semejante responsabilidad.
Ojalá la Federación se interese en este tema que lo único que hace es dañar nuestro incipiente fútbol, pués un mal arbitraje termina generando violencia y no competitividad deportiva.
